La Calidad, desde el punto de vista conceptual, ha pasado por diferentes etapas desde el surgimiento de la industria manufacturera, donde se le consideraba como algo que debía ser inspeccionado para poder obtener determinados requerimientos técnicos que eran precisados por el productor; continuando la etapa posterior de control estadístico de la calidad, donde se aplicaban técnicas de muestreo a lo largo del proceso, con el objetivo de detectar a tiempo cualquier irregularidad y garantizar que el producto que saliera cumpliera, igualmente, los requisitos preestablecidos por el productor.
En una etapa más actual se instrumentan programas y sistemas de calidad a todas las fases de concepción, diseño y producción, incluyendo el servicio posventa; y hoy es posible administrar la calidad.
En esta última fase el énfasis está puesto en el mercado, las necesidades y expectativas del cliente. Pero además la Calidad se ve como un enfoque de dirección, que no sólo contempla la calidad del producto, sino el sistema de dirección en su totalidad.
Como vemos, el concepto de CALIDAD ha dado un cambio de 180 ya que no basta producir de acuerdo a determinados requerimientos o normas técnicas, sino producir de acuerdo a lo que el cliente necesita.
Es por eso que J. Juran plantea que “ La Calidad es adecuación al uso”, James Harrigton dice “Calidad es el grado en que satisfacemos las expectativas de los clientes” y Crosby plantea “Calidad es cumplir los requisitos”.
En los sistemas tradicionales que hasta recientemente se han venido trabajando: Precio de Venta = Costo + Beneficio Pero esta fórmula ya no da resultados pues no toma en cuenta al cliente, y éste actualmente no está dispuesto a pagar las ineficiencias del productor, que nacen aumentar los costos.
Esta forma de pensar confunde valor con precio y, por tanto, no es adecuada en una época de alta productividad, al no tener en cuenta las necesidades del cliente.
Actualmente se parte de la fórmula: Beneficios = Precio – Costo Considerando que el precio lo fija el mercado y los clientes, por tanto, para obtener beneficios sólo podemos hacerlo reduciendo los costos tanto como sea posible y esto ultimo sólo lo podemos hacer logrando niveles más altos de productividad.
Todo lo anterior nos hacer llegar a la conclusión de que el concepto de productividad bajo este nuevo enfoque de dirección, debe haber cambiado también y ya no se puede ver con ese sentido restringido, donde realmente disminuye su importancia y se interpreta mal.
Esto último lo planteamos porque en muchas empresas, cuando se habla de mejora de la productividad, inmediatamente los obreros piensan que se va a intensificar su trabajo, que se va a pagar menos salarios o que se va aumentar el ritmo de trabajo; y desde el comienzo tienden a sabotear todos estos programas, cuando no están precedidos por un buen seminario que haga comprender realmente qué es mejorar la productividad y la calidad para la empresa.
Si abrimos el diccionario Larousse en la palabra productividad, vamos a encontrar algo muy interesante: “Facultad de producir. Calidad de lo que es productivo”. Esto nos hace ver que terminológicamente, productividad es sinónimo de “evaluación de la calidad”.
Por lo que pudiéramos entonces afirmar que la PRODUCTIVIDAD EVALÚA LA CAPACIDAD DEL SISTEMA PARA ELABORAR PRODUCTOS QUE SON REQUERIDOS ( QUE SE ADECUAN AL USO) YA LA VEZ EL GRADO EN QUE SE APROVECHAN LOS RECURSOS UTILIZADOS, ES DECIR EL VALOR AGREGADO.
Para poder incrementar el Valor Agregado se hace necesario producir lo que el mercado (cliente) valora y hacerlo con el menor consumo de recursos, todo lo cual nos permitirá reducir los costos y, por ende, incrementar los beneficios haciendo a nuestra organización más productiva.