Los medicamentos son esenciales para la salud y para la sobrevivencia de las personas. Promover el acceso a estos significa respeto al derecho a la vida, la garantía de poder disfrutar de los beneficios de los avances tecnológicos y el reconocimiento del valor de la salud humana; principios reconocidos en numerosos tratados internacionales. Este es un factor esencial en el logro del éxito en la lucha contra las enfermedades, y está directamente relacionado con el grado de desarrollo y la eficiencia de los sistemas nacionales de salud.
La industria farmacéutica está dominada por las grandes empresas de los países industrializados, donde 10 empresas controlan cerca del 59 % del mercado mundial. Esa hegemonía se refleja en su participación en el mercado y en el control y la dinámica del proceso de innovación. Con ventas que sobrepasan los 600 mil millones de dólares, el sector farmacéutico se encuentra en continuo crecimiento, caracterizado por una competencia basada en la dependencia de los productos. Su fuerza competitiva se basa en la investigación y el desarrollo, a la que se destinan alrededor del 12 % de los ingresos de la industria, en la apropiación de las rentas mediante el sistema de patentes y en las cadenas de comercialización.
En los últimos años ha aumentado considerablemente el interés por el estudio de las tendencias actuales de los medicamentos a nivel mundial, la transnacionalización de la industria farmacéutica y el impacto de los acuerdos multilaterales sobre comercio y derechos de propiedad intelectual a nivel mundial.2-9 Esto se ha debido, entre otros factores, al apreciable aumento de la toma de conciencia con respecto a los problemas económicos, políticos y sociales que ha generado la rápida diseminación de enfermedades infecciosas, fundamentalmente la proliferación de la infección del VIH/SIDA en muchos de los países más pobres del mundo, el mal uso de los antimicrobianos y las amenazas radio nucleares o tóxicas.
Las enfermedades infecciosas se propagan ahora geográficamente con mucha mayor rapidez que en cualquier otro momento de la historia, situación que se hace más compleja, si se tiene en cuenta que los antimicrobianos básicos están empezando a fallar mucho más rápido que el tiempo que se necesita para el desarrollo de nuevos medicamentos que los reemplacen. Actualmente existen al menos 40 enfermedades que se desconocían una generación atrás y numerosos eventos epidémicos se han reportado a nivel mundial.
También hoy es mayor nuestra dependencia de los productos químicos, al igual que nuestro grado de conciencia sobre los peligros potenciales para la salud y el medio ambiente que ellos representan, aunque este no se manifieste en la misma medida en todas las regiones del mundo.
Por otra parte, el debate sobre los derechos de propiedad intelectual y sus efectos sobre el acceso a los medicamentos está presente de forma creciente en los medios de comunicación y en los foros de discusión sobre comercio internacional. El «Acuerdo sobre los Aspectos de Derecho de Propiedad Intelectual relacionados con el Comercio» de la Organización Mundial del Comercio (OMC) estableció nuevos y elevados estándares de protección para la propiedad intelectual, especialmente en el área de las patentes.
Los medicamentos tienen una significativa función en la prevención y curación de las enfermedades debido a la explosión en la producción y comercialización que se dieron durante los últimos años lo ual condujo al desarrollo y consolidación del sector farmacéutico, convirtiéndose en líder mundial bajo la influencia de múltiples procesos económicos, sociales y culturales. Un elemento primordial en la explicación de esta situación es el dominio y orientación por parte de las transnacionales farmacéuticas de la producción y comercialización internacional de medicamentos.
Sin embargo el acceso a los medicamentos de las poblaciones de niveles de ingresos bajos en los países subdesarrollados seguirá dependiendo de la buena voluntad de la comunidad internacional y de las empresas farmacéuticas. Para la mayor parte de estos países no parece una estrategia aconsejable dejar la solución de un problema tan esencial para la salud pública de un país a la discreción y buena voluntad de los países desarrollados y las transnacionales farmacéuticas.
Sin duda, se puede afirmar que la industria farmacéutica tiene poder de mercado, por el modo de operación de sus empresas, el grado de multinacionalidad de éstas, la capacidad de penetración y poder económico donde pocas empresas pertenecientes a un grupo reducido de países, dominan la casi totalidad de la producción, investigación y comercialización de los fármacos a nivel mundial.
A escala mundial, la industria farmacéutica tiene 2 fuentes principales de poder de mercado, que son: la tecnología y la investigación de mercado. Los costos que representan para la sociedad el ejercicio del poder de mercado de la industria farmacéutica pueden dividirse en costos directos y costos indirectos, aunque ambos tipos de costos se dan en países desarrollados como en países menos desarrollados.