¿Qué tienen en común la tecnociencia y los condones?

condonesEn México solo 4% de la población sexualmente activa utiliza el condón como método anticonceptivo, según datos del Instituto Mexicano de la Juventud (Imjuve).

El comercio de preservativos en México tiene un valor estimado de mil 200 millones de pesos, de este mercado Sico ocupa casi el 50% de las ventas, seguido de Prudence (12%), Durex (10%), M Force, Trojan, entre otras.

Hoy en día existe una gran variedad de condones con el objetivo principal de incentivar el uso responsable de métodos anticonceptivos y así ayudar a prevenir Enfermedades de Transmisión Sexual (ETS) y evitar embarazos no deseados.

Sin embargo, el uso marginal de este método entre la población incluso ha ocasionado un incremento en enfermedades como la sífilis o el Virus del Papiloma Humano.

De acuerdo con estudio del Instituto Nacional de Salud Pública (INSP) de 2003 a 2013 los casos de sífilis pasaron de 2.13 a 3.25 por cada 100 mil habitantes.

Aunque pareciera una problemática que cada vez aumenta, existen empresas que están haciendo algo para evitar esta y otras enfermedades.

Muestra de ello, es la británica British Condoms, que ha desarrollado el primer condón inteligente llamado i.Con, el cual puede detectar enfermedades de transmisión sexual como la sífilis o la clamidia.

El uso de la ciencia y la tecnología permiten que este condón que posee un nanochip pueda recoger información sobre el encuentro sexual.

Con un precio de 75 dólares (mil 462 pesos), el prototipo se coloca sobre la base del pene y es capaz de obtener el número de calorías quemadas, la temperatura promedio de la piel y la frecuencia de los encuentros, entre otras cosas.

Otro ejemplo del avance en investigación en este método anticonceptivo fue hecho por estudiantes de la Academia Isaac Newton de Inglaterra que en 2015 crearon un condón inteligente que puede alterar su color luminiscente cuando se expone a las enfermedades de transmisión sexual más comunes.

La idea funciona a través de una serie de anticuerpos en el condón que interactúan con los antígenos de las enfermedades de transmisión sexual, haciendo que el condón cambie de colores en función de la enfermedad.

Por ejemplo, si el condón se expone a la clamidia, podría iluminarse en verde o amarillo para el herpes, púrpura para el virus del papiloma humano, y azul para la sífilis.

Esperemos que la tecnociencia aplicada a estos productos permita que con el tiempo la sociedad adopte una mayor cultura de prevención y los contagios por enfermedades de transmisión sexual disminuyan.

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