Actualmente, los pacientes están mucho más informados e involucrados con la gestión y tratamiento de su enfermedad, incluso pueden externar su opción respecto a los tratamientos que desean o no recibir
Más allá de los criterios científicos– basados en la evidencia, la eficacia y la seguridad – toman cada vez más relevancia los factores emocionales relacionados con el bienestar del paciente, la comodidad y la adherencia al tratamiento.
El entorno del paciente, sus características sociales, laborales y emocionales, su estado psicológico, son aspectos que marcan el perfil actitudinal de un paciente ante la enfermedad e influencian al médico y a su proceso de prescripción.
El proceso asistencial-prescriptor se adapta en función de las emociones, actitudes, valores y necesidades de cada paciente. Entender cómo los distintos perfiles de pacientes conviven con su enfermedad permitirá a la industria generar estrategias diferenciadas e identificar oportunidades de innovación de valor para el paciente y el profesional médico.