Factores como el recorte en presupuestos de salud, el lanzamiento de nuevos medicamentos más caros y nuevas restricciones en diferentes mercados ejercen presión para que la industria farmacéutica busque nuevas maneras de fijar los precios de sus productos.
El nuevo modelo propone cobrar con base en la mejora de la salud de los pacientes, en lugar de cobrar por la cantidad de pastillas vendidas. Cambiar a la industria en general a un nuevo modelo requiere mejoras en la recolección de datos y un cambio en el pensamiento.
En necesario desarrollar modelos de fijación de precios de valor por dinero, es decir, calcular el precio de un medicamento basado en la reducción comprobada en la proporción de los pacientes de las aseguradoras ingresados en el hospital por determinada enfermedad, no en el número de pastillas que consumen.
El objetivo es un sistema de precios flexible que permita a los proveedores de salud tener descuentos cuando un medicamento no funciona según lo previsto y cargar más cuando funciona bien.
Fijar el precio de los medicamentos basado en los resultados clínicos es una forma de asegurar que los limitados recursos proporcionen mayores beneficios a los pacientes ahora y pagar por los avances médicos más prometedores en el futuro.
EnEstados Unidos, tanto Hillary Clinton como Donald Trump han sugerido nuevas medidas para frenar la alza de precios en medicamentos, incluyendo la autorización de importaciones de países de menor costo; en tanto algunos estados como Vermont, trabajan en una legislación de transparencia que requeriría a las empresas a revelar los costos para justificar precios de los medicamentos.
Europa está a la vanguardia de este tipo de movimientos. Gran Bretaña aceptó un acuerdo de principios basados en el rendimiento para un medicamento contra el cáncer de sangre en 2007 e Italia también utiliza datos de los pacientes a pagar por medicamentos contra el cáncer basados en las respuestas de pacientes reales.
Las autoridades de los dos mayores mercados de Asia, China y Japón, también están interviniendo en nuevas formas para limitar los costos fuera de control.
Las compañías farmacéuticas, las aseguradoras y los profesionales sanitarios tendrán que trabajar juntos para desarrollar sistemas que capturen y demuestren valor clínico de un medicamento.
También hay posibles problemas legales, dada la necesidad de establecer los resultados clínicos claros para los pacientes y determinar qué cantidad de un efecto se debe atribuir a la medicina u otros insumos sanitarios.